Los caramelos aptos para celíacos
Hoy desde Talk queremos mirar al pasado y hemos apostado por un nuevo producto, Violetas La Pajarita, para nuestras máquinas de vending, un caramelo, apto para celiacos, del que además de presentarlo os contaremos un poquito de la historia de la marca que creemos que os resultará muy interesante.
La marca debe su nombre a Miguel de Unamuno porque fueron las pajaritas de papel que el filósofo y escritor español hacía en una mesa del café Levante, en la Puerta del Sol, las que hicieron que Vicente Hijós eligiese esta designación para su negocio.
El fundador frecuentaba el local también frecuentado por Unamuno. El local debe su nombre a Miguel de Unamuno porque fueron las pajaritas de papel que el filósofo y escritor español hacía en una mesa del café Levante, en la Puerta del Sol, las que hicieron que Vicente Hijós eligiese esta designación para su negocio, así que Cuando le preguntaron qué nombre pondría al negocio, miró a la mesa de al lado y al ver las pajaritas que hacía Unamuno lo tuvo claro», cuenta el actual propietario. «Se llamará la Pajarita», concluyó el fundador.
Se trataba de un nuevo espacio junto al referido café y la farmacia Borrel, una bombonería donde se podían encontrar caramelos, chocolates, cafés y tés, aunque con el tiempo se centró en los dulces.
El aroma de violeta de estos caramelos que ya tenemos en Talk Vending, está protegido por secreto industrial desde el siglo XIX. La receta para la elaboración de estos se fue perfeccionando hasta encontrar el equilibrio y elegancia de sabor que sólo los caramelos de violeta de La Pajarita tienen.
Lo que hace únicas violetas La pajarita no es solo su forma sino también su sabor. Los troqueles que dan forma al caramelo combinan tanto la forma de la violeta como de la rosa, porque tanto el caramelo de violeta como el de rosa se lanzaron a la vez al ser dos esencias florales típicas de Madrid. Posteriormente los vecinos de la capital mostraron su preferencia por la violeta, surgiendo cada vez más caramelos de violeta ya solo con la clásica forma de la flor que vendían las tradicionales violeteras de Madrid. Es un producto que es pura historia, un detalle que nos traslada a la infancia, así que acércate adquirirlo en nuestras máquinas expendedoras.